Por: Humberto Herrera

Partner en HSA, tiene estudios en business law, administración e innovación. Project Manager en Shakespeare School, donde realiza proyectos innovadores y disruptivos para la educación y Manager de varios proyectos de emprendimiento

Durante la emergencia sanitaria, se registraron 28 367 episodios de violencia intrafamiliar.

¿Somos, como grupo, una réplica de la sociedad? Si somos críticos frente a esta, ¿hemos hecho algo, desde nuestra comunidad Whiskys, para modificar lo que necesita ser modificado? ¿seremos capaces, después de la pandemia, de deconstruirnos y reconstruirnos?

Durante la emergencia sanitaria, el ECU 911 registró 28 367 episodios relacionados con violencia intrafamiliar y de género, lo que equivale a un incremento del 400%, respecto al trimestre anterior. Las cifras son claras, el problema es que no se trata de números, sino de seres humanos. Personas por quienes se tienen que tomar medidas estratégicas, no solo desde lo legal, sino desde las acciones diarias, que abren una serie de cuestionamientos sobre cuál es nuestro verdadero rol como grupo, cuál es el aporte que podemos hacer desde nuestra plataforma y cómo lograremos construir nuevas realidades desde la educación.

No podemos seguir en el statu quo ni perpetuar estereotipos basados en una visión machista, si queremos que esta realidad se modifique. Utilizar determinadas palabras y frases, que minimizan a otros hombres y tener actitudes relacionadas con la cosificación de la mujer nos hace retroceder y nos mantiene desconectados de nuestras emociones. Esto nos impide enseñar y guiar a nuestros hijos para que logren aprender a reconocer y administrar sus emociones, que estas no se repriman y, en consecuencia, se conviertan en frustración, depresión, agresividad o violencia.

Siempre escuchamos que el futuro está en las nuevas generaciones, ¿no será al contrario? Es decir, ¿la responsabilidad de cambiar la tenemos nosotros?, ¿estamos educando con palabras o con ejemplo? Rompamos el círculo vicioso, la masculinidad no es machismo y si seguimos equiparándolos, la visión de género seguirá distorsionándose, el mensaje erróneo se perpetuará y la violencia se asentará más y más.

Estos son temas que deben discutirse en nuestra plataforma, que además de ser un entorno ideal para temas sociales y de negocios, podría transformarse en un espacio para construir conciencia social. A raíz de la pandemia, se ha evidenciado aún más el rol fundamental que, como padres, tenemos en la formación de nuestros hijos. Si dentro del sistema educativo –escuelas y colegios– están tratando temas tan importantes como estos, es una necesidad que nosotros también lo hagamos, de manera activa y desde el ejemplo.

Salir de nuestra zona de confort es eso: hacernos responsables y movernos a la acción pero, sobre todo, animarnos a salir de un sistema de creencias y prácticas que solo siguen alimentando y perpetuando nocivos círculos viciosos para nuestra sociedad.

Rompamos el círculo vicioso, la masculinidad no es machismo.

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